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Expertos del Hospital Houston Methodist explican los riesgos de padecer grasa abdominal o visceral, y comparten tips para eliminarla.

¿Sabías que no toda la grasa es igual? 

La grasa debajo de la piel se llama grasa subcutánea, la cual se encuentra en las cadera, los glúteos, muslos y brazos; y aunque pueda parecer desagradable a la vista, no es dañina.

Por su parte, la grasa visceral, comúnmente conocida como “panza”, se acumula de manera profunda en la cavidad abdominal y empuja el vientre hacia afuera, rellenando los espacios entre los órganos del estómago y los intestinos. Asimismo, puede presentarse en otros órganos como el corazón, por lo que es sumamente peligrosa, pues desarrolla enfermedades metabólicas como la hipertensión, diabetes o condiciones cardiacas. 

¿Eres una pera o una manzana?

Una forma simple de saber si se tiene grasa visceral o subcutánea es observar la forma del cuerpo:

  • Las personas con “forma de pera”, se caracterizan por caderas más grandes y tienden a tener más grasa subcutánea.
  • Las personas con “forma de manzana” se caracterizan por cinturas amplias, mayor de 88 cm en mujeres y de 102 en hombres, lo que indica una cantidad alta de grasa visceral.

Tip: Para que la medición sea correcta, la cinta métrica debe ubicarse a la altura del ombligo y no en la parte más angosta del torso, sin apretar ni soltar demasiado la cinta.

Asimismo, la manera más precisa de determinar cuánta grasa visceral se tiene, es a través de una resonancia magnética o tomografía computarizada. 

Los peligros de la grasa visceral

La salud cardiovascular es la víctima número uno de la grasa abdominal, pero no es la única, también puede desarrollar:

  • Asma: En un estudio realizado en profesoras de California, las mujeres con grandes cantidades de grasa visceral tuvieron un 37% de mayor probabilidad de desarrollar asma que las que presentaron una menor cantidad. Los investigadores le atribuyen a la grasa la capacidad de inflamar los tejidos, incluyendo las vías aéreas. 
  • Cáncer: La grasa visceral también se ha asociado al cáncer colorrectal y al cáncer de mama. En un estudio coreano se encontró que las mujeres postmenopáusicas con grasa visceral doblaban su riesgo de padecer estos tipos de cáncer. De manera similar, en un estudio holandés se encontró que las participantes que tenían cinturas mayores a los 88 pero que perdieron 6 kilos, mostraron cambios en sus biomarcadores para cáncer de mama, estrógeno, leptina y proteínas inflamatorias; indicando una reducción en sus riesgos de cáncer. 
  • Demencia: Un estudio de California encontró que las personas en sus años cuarenta con alta grasa visceral tenían tres veces mayor riesgo de desarrollar demencia 30 o 40 años más tarde que aquellos participantes que tenían menor grasa visceral a la misma edad. 

Algunas otras condiciones ligadas a este tipo de grasa incluyen: diabetes, accidente cerebrovascular, pérdida de la función pulmonar, dificultades para dormir y migraña.

¿Cómo combatir la grasa abdominal?

No existen medicamentos para bajar de peso que vayan dirigidos en específico a la grasa del estómago, y la cirugía bariátrica está solo indicada para personas con obesidad mórbida que tienen un IMC (Índice de Masa Corporal) de al menos 40. Sin embargo, puede combatirse de la siguiente manera:

  • Llevar una dieta basada en plantas, frutas, verduras, legumbres y baja en azúcares, carne, leche, huevo y productos procesados. 
  • No es posible hacer ejercicio dirigido a perder grasa visceral, pero cuando se pierde peso, habitualmente la grasa del estómago se va primero. Basta con 30 minutos a una hora de ejercicio cinco días a la semana y entre 8 mil a 10 mil pasos diarios.
  • Dormir entre seis y siete horas permite ganar menos grasa visceral, que dormir menos de cinco horas o más de ocho por noche. 

“Estamos programados para comer, por eso lo único que realmente ayuda a perder grasa visceral es hacer cambios en el estilo de vida; alimentarse sanamente y ser más activo. ¡Sí se puede!”, comenta el Dr. Garth Davis, cirujano bariátrico del Hospital Houston Methodist. 

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